domingo, 6 de noviembre de 2011

¿Que es la TECNOCIENCIA?

La tecnociencia es una forma de practicar la ciencia y la tecnología que surge en los años 80 en EEUU y desde allí se extiende a otros países.
La tecnociencia presenta algunos rasgos que la particularizan y la diferencian de la ciencia y la tecnología convencionales:
  • La investigación se organiza y el conocimiento se gestiona en redes, corporaciones, empresas, orientadas a la productividad y estimuladas con políticas públicas o privadas.
  • En los procesos de investigación tecnocientíficos participan múltiples agentes: se conforman grandes equipos, conectados entre si por redes de investigación: científicos, ingenieros, técnicos, políticos, empresarios, gestores de organismos, etc.
  • El conocimiento que produce la tecnociencia no tiene una finalidad en si mismo, sino un valor como medio o un valor instrumental; es conocimiento paa la realización de objetivos predeterminados.
  • En la nueva “sociedad del conocimiento” la tecnociencia es una fuente de poder y de riquezas; es un “activo” estratégico para los estados, para las empresas, para las organizaciones que lo desarrollan.
  • La INFORMATICA y las TIC en general son las herramientas basicas para el desarrollo de la tecnociencia.
Tecnolatría y tecnofobia: dos visiones complementarias de la ciencia y la tecnología
Ubicado en este contexto el problema de la ciencia y la tecnología, como fuerzas productivas se desprenden dos formas predominantes de visualizarlas: la tecnolatría y la tecnofobia. Para la primera visión, abrumadoramente predominante, la ciencia y la tecnología todo lo pueden, nada se debe anteponer en su camino.
Mediante su utilización se solucionarán todos los problemas del mundo y de la sociedad. En esta perspectiva, se concibe un modelo de hombre y de sociedad que se corresponde exactamente con el capitalismo actual, sobre todo en su versión norteamericana: rodeado de instrumentos técnicos; derrochador de energía; despilfarrador de bienes de consumo; contaminante, al producir desechos en gran volumen, lo que es facilitado por la sofisticación tecnológica; con una visión arrogante del hombre y de la sociedad, cuyo valor depende de los medios tecnológicos que posea (es más exitoso aquel que tenga un mejor carro, computador, teléfono portátil, etc.).
En esta visión no existen problemas humanos ni sociales, lo que hay son carencias tecnológicas. Por lo tanto para solucionarlas sólo se requiere más y mejor tecnología. Las sociedades y los hombres sólo se diferencian en la cantidad y calidad de dispositivos técnicos que posean o a los que tengan acceso. Para los tecnolatras, la ciencia y la tecnología en sí mismas son una fuerza positiva, que conduce a un paraíso artificial en la tierra, en el que todos podemos disfrutar de los productos científicos y tecnológicos sin mayores problemas. El uso de ambos es sólo una cuestión de voluntad, y no de poder ni de diferencias de clase, y el atraso y la modernidad se expresan en la manera como los hombres y sociedades se relacionan con la ciencia y la tecnología. Para los tecnolatras no hay espacio para la crítica, pues la ciencia y la tecnología son omnipotentes, como una especie de fuerza celestial libre de cualquier problema y contradicción.
Esta visión optimista, unilateral y falsa sobre la ciencia y la tecnología - propia, además, de la tecnocracia que hoy gobierna al mundo -, así como la realidad contradictora de los resultados del desarrollo científico (expresados en destrucción del medio ambiente, contaminación, nuevas enfermedades, permanencia de la opresión y la explotación de grandes porciones de la especie humana), han posibilitado la aparición de la tecnofobia, una visión opuesta a la tecnolatría. Es esta última la que ha permitido su emergencia, pues la tecnofobia surge como un rechazo a las consecuencias negativas de la ciencia y la tecnología (¿acaso la bomba atómica no esta ahí para demostrar las consecuencias sombrías del desarrollo incontrolado de ciencia y tecnología?).
Pero la tecnofobia tiene las mismas limitaciones que la tecnolatría, puesto que no se ocupa de analizar los intereses sociales que están en la base de los inventos y descubrimientos, y tampoco considera a las mediaciones tecnológicas como resultado de esos intereses. Para los tecnofobos existe un rechazo visceral a la ciencia y a la tecnología en sí mismas, a su empleo y difusión, no comprendiendo su carácter contradictorio, lleno de potencialidades, sin señalar tampoco que antes que concentrarse en ellas mismas es necesario ocuparse de analizar las condiciones sociales en las que se producen. Ahora bien, es explicable -mas no justificable- la tecnofobia, en virtud del impacto negativo de las nuevas tecnologías de manera inmediata sobre el mundo actual, que ha llevado a muchas personas a considerar que ambas en lo esencial son destructivas antes que constructivas. Los tecnofobos quieren mostrar que es posible otro modo de vivir sin el culto alienante y desaforado por la ciencia y la tecnología, y por eso reivindican una vida austera, sin instrumentos ni mediaciones tecnológicas, lo que desde luego es imposible como forma general de vida de las sociedades humanas actuales y sólo queda como una experiencia marginal.

Una visión humanista de la ciencia y la tecnología
Entre estas dos perspectivas opuestas, es necesario construir una visión diferente, que no sea ni tecnolatra ni tecnofoba, pero que tampoco sea una mezcla de las dos, sino que tome distancia crítica frente a ellas y frente a la ciencia y a la tecnología.
La visión humanista de la tecnología y la ciencia debe partir de reconocer su importancia no sólo en el funcionamiento del mundo actual sino como elementos indispensables para reconstruir un proyecto de sociedad emancipada. Que sea productiva-destructiva quiere decir que al mismo tiempo que se ha convertido en un elemento vital en el funcionamiento de la sociedad capitalista, indispensable en el movimiento productivo del sistema, tiene implícita en sí misma una inmensa capacidad de destrucción de seres humanos, cultura y naturaleza.
Y este carácter productivo-destructivo es aplicable a la ciencia y la tecnología en su conjunto. Reconocer estas contradicciones es un avance, pues rompe con las visiones optimistas de la tecnolatría y pesimistas de la tecnofobia, para situar el problema en las dimensiones complejas de múltiples y opuestos intereses sociales y humanos que entran en juego en la ciencia y la tecnología.
El señalar los contradictorios efectos sociales y ambientales de la ciencia y la tecnología no significa, ni mucho menos, rechazarlas de plano, sino enfatizar que son producto de intereses sociales diversos y que ellas mismas se constituyen en fuerzas sociales, que no se pueden entender desligadas de los grupos humanos que las controlan. Adelantar este tipo de crítica es indispensable para la sociedad, para la ciencia y la tecnología como formas de conocimiento y para los científicos y tecnólogos. Cada sociedad debería estar en capacidad de conocer con anticipación, y a partir de dicho conocimiento tomar decisiones, sobre los verdaderos alcances de una determinada investigación o aplicación científica y tecnológica. Pero lo normal es que eso se deje de manera exclusiva en manos de los investigadores, bajo el supuesto de que ellos son los únicos capacitados para determinar cuales son los alcances de sus investigaciones. Este es un presupuesto dudoso, no sólo porque la práctica lo invalida a diario, sino porque detrás de investigadores y científicos están los intereses mercantiles y comerciales de empresas, y a veces los propios investigadores son empleados a sueldo de esas empresas o ellos mismos son empresarios, interesados en vender sus mercancías, aunque éstas se encuentren etiquetadas de manera rimbombante con el rótulo de "productos científicos".
Nadie puede decir con exactitud que pasara en los seres humanos, los animales y los ecosistemas en general con la alteración genética de una determinada variedad de maíz o de tabaco. Pero también es indispensable la intervención social en la ciencia y la tecnología para romper con las falsas expectativas que generan determinadas innovaciones -exaltadas de manera vulgar por los medios de comunicación-, las cuales suelen presentarse como la panacea que solucionara todos los problemas en un determinado campo de la vida humana. Solo unos cuantos privilegiados tendrán acceso a las espectaculares innovaciones medicas que se anuncian a diario, porque esos sectores son los que tienen capital y son poderosos. En segundo lugar, para la ciencia y la tecnología también es indispensable reconocer el carácter contradictorio de sus productos e investigaciones si quieren romper con esa visión cándida y romántica que asegura que son fuerzas neutras, despojadas de cualquier contaminación externa que impida su funcionamiento armonioso. La ciencia y la tecnología, como productos humanos, se inscriben necesariamente en una sociedad determinada y son atravesadas por los contradictorios intereses sociales existentes. 

El Conocimiento como Problema Filosófico

La  filosofía se caracteriza por formular interrogantes que sobrepasa el mundo de los natural y de lo cotidiano; por ello, un filosofo contemporáneo -MARTIN HEIDEGGER- al intentar definirla, afirmaba: 'es un extra-ordinario preguntar por lo extra-ordinario' esa natura 'separación' que implica la activad filosófica, no puede trasformarla enana investigación aislada e incomunicada: la filosofía debe volver sobre el mundo natural ( = el regreso del prisionero liberado en la Alegoría Platónica) para iluminarlo con una nueva luz: la de la verdad.
 En nuestra existencia, el CONOCIMIENTO aparece como a-problemático; esto significa que, generalmente, nadie cuestiona si se puede o no conocer, si lo que se conoce es cierto, verdadero o seguro, si todos conocemos de la misma manera o llegamos al mismo nivel de certeza, etc.
 Experiencia acrítica o cotidiana:
¿Será cierto lo que afirman acerca de esto o de aquellos?
¿La información que recibo, a través de diversos canales, es verdadera, es fiel a la realidad a la que se refiere?
¿Por qué hay múltiples versiones –distintas y contradictorias- de un mismo hecho que todos han presenciado por igual?

Podemos prolongarnos en múltiples cuestiones acerca de ilusiones ópticas, fallas de audición o de prersepcion, malentendidos, confusiones en el lenguaje, problemas de nuestro razonamiento, etc.…
Pero ente la pregunta: ¿debemos someter a cuestión nuestro conocimiento?, naturalmente una gran mayoría concluirá que no es necesario, porque sobran las cuestiones urgentes, inmediatas o importantes.
Debemos formular algunos interrogantes que nos permitan introducirnos en el PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO, en el PROBLEMA GNOSEOLOGICO:
Conocimiento crítico o interrogantes de la filosofía
¿Cómo se produce el conocimiento? ¿Qué significa que alguien conozca algo?
¿Cuáles son los instrumentos o los órganos del conocimiento?
¿Cuándo y como sé que los conocido responde al objeto real?
¿Me engañan los sentidos? ¿Me engaña la razón? ¿Cuál de ellos es más confiable?
¿Puedo conocer siempre? ¿Hay situaciones en las que mi conocimiento esta velado o imposibilitado?
¿Cómo puedo transmitir el contenido de mi conocimiento sin traicionar su versión original?
¿Hay determinados objetos que se ‘resisten’ a ser conocidos?
¿Y si todo lo que consideramos nuestro conocimiento y nuestra realidad fuera un simple sueño, una creación de nuestra fantasía?
¿Qué diferencias hay entre el conocimiento cotidiano, el científico, el místico-religioso y el filosófico? ¿Cuál de ellos nos muestra la profundidad de los seres con mayor fidelidad?

Platón y la Alegoría de la Caverna

Platón asimiló el pensamiento de las corrientes filosóficas orientales y del saber de la Grecia arcaica a través de la mitología y de las creencias.
A través de diálogos y alegorías, como era común en esa época, trataba de formularse las preguntas esenciales del hombre, como el enigma de Dios, el misterio de la muerte, el origen del hombre, la sociedad, los valores, la realidad y el cosmos.
Para Platón, al igual que para Sócrates, el fundamento del hombre es la moral y lo único real son las ideas, identificando la idea del bien con la más excelsa expresión del Ser.
Lo único real es el mundo inteligible porque el mundo sensible sólo es una ilusión de los sentidos.  
Para lograr una mayor comprensión de su pensamiento, ilustró su teoría del conocimiento con la conocida alegoría de la caverna, en su libro La República.
Platón consideraba que el progreso del conocimiento no era tanto un proceso de continua evolución sino como una transformación de un estado de conocimiento menos adecuado a otro más elevado.
Para clarificar este concepto imagina una caverna subterránea con una abertura por donde penetra la luz del Sol. Allí viven desde sus nacimientos personas encadenadas mirando hacia el fondo de la caverna sin ver la luz.
Atrás de ellos, más arriba, entre la abertura de la caverna y esos sujetos hay una hoguera y entre ellos y el fuego corre un camino más elevado con un muro bajo que hace de pantalla.
Por este camino pasan unos hombres llevando estatuas, símbolos de animales y otros objetos varios que se llegan a ver por encima del borde del muro o pantalla.
Los encadenados no pueden verse entre ellos ni tampoco los objetos que llevan esos hombres por el camino; sólo pueden ver la pared y la sombra reflejadas en la pared, de ellos y de los objetos que transportan. Ven sólo sombras.
Esta alegoría representa la mayoría de la humanidad que permanece durante toda su vida viendo sólo sombras de la realidad, imágenes, representaciones y oyendo sólo el eco de la verdad.
La opinión que tiene toda esta gran cantidad de gente sobre el mundo está lejos de ser adecuada porque está deformada por las pasiones y los prejuicios propios y de los demás, transmitidos por el lenguaje y la retórica.
Son como niños que se aferran a sus deformadas opiniones con la fuerza de los adultos sin ningún deseo de liberarse de su prisión.
Aún más, si de pronto fueran liberados, quedarían cegados por la luz y creerían que las sombras eran más reales que la luz.
Sin embargo, si alguno llegara a escapar y se fuera acostumbrando poco a poco a la luz, sería capaz de mirar los objetos reales, de los que antes sólo había visto sus sombras.
Este hombre podría entonces ver a sus compañeros tal como son, seres encarcelados por las pasiones y los sofismas.
Y si perseverara y saliera de la caverna a la luz del Sol sería capaz de ver el mundo de los objetos verdaderos de las realidades inteligibles.
Y finalmente, con un esfuerzo más podría llegar a capacitarse para ver el Sol mismo, que es la representación de la idea del Bien, la Causa universal de todas las cosas, la fuente de la verdad y la razón.
Refiere Platón que si esta persona resolviera volver a la caverna sería incapaz de ver nada; y si se le ocurriera liberar a algún otro para guiarlo hasta la luz, los prisioneros que se encuentran dentro que están acostumbrados a la oscuridad y la aman porque creen que es lo verdadero, lo matarían.
En esta última reflexión, Platón se refiere sin dudas a Sócrates, que trató de iluminar con la verdad tratando de hacer comprender la verdadera realidad y la razón, y llegó a morir por eso.
Esta alegoría señala que elevarse a un nivel más alto requiere esfuerzo y disciplina, por eso le da tanta importancia a la educación, para conducir a los jóvenes al conocimiento de la verdad y los valores eternos y absolutos y para salvar a la humanidad de pasar la vida en un sombrío mundo de errores, mentiras, prejuicios, ciegos de los verdaderos valores.



¿Qué es una Alegoría?

Es un relato cuya forma es muy parecida a la del mito pero que simplemente sirve de "ayuda" para entender una serie de verdades; quien presenta una alegoría pretende transmitir un mensaje y para que para que el mismo se entienda inventa una pequeña historia, pero inmediatamente hace la "traducción" para que sus oyentes o lectores puedan comprender la profundidad del mensaje. una vez 'que se ha comprendido el mensaje' la alegoría se vuelve superflua: es como una escalera por la que subimos a cierta verdad y que empujamos con el pie, luego de haberla utilizado.

Platon

 Biografía:
Platón, que realmente se llamaba Aristocles, y cuyo seudónimo Platón significa el de espalda ancha -debido a que en su juventud había sido atleta-, era hijo de una familia que pertenecía a la aristocracia ateniense, concretamente a la familia denominada Glaucón. Su nacimiento habría ocurrido el 7 del mes de Thargelión (Mayo) en el 428-427 a.C. Su padre se llamaba Aristón, descendiente de Codro, último Rey de Atenas, y su madre Perictione, descendiente del legislador Solón y prima de Critias. Durante su juventud luchó como soldado en las guerras del Peloponeso, en las cuales Atenas salió derrotada, y el poder y la economía que ostentaba sobre el mundo griego cayó en las manos de Esparta; así vivió las consecuencias de dicha guerra. A los 21 años pasó a formar parte del círculo de Sócrates, el cual produjo un gran cambio en sus orientaciones filosóficas. Tras la muerte de Sócrates en el 399 a. C., Platón se refugió en Megara durante un breve espacio de tiempo, donde comenzó a escribir sus diálogos filosóficos (si es que no había compuesto antes alguno, cosa no fácil de conocer con precisión).
Sus conocimientos y habilidades eran tales que los griegos lo consideraban como hijo de Apolo y decían que en su infancia las abejas habían anidado en sus labios como profecía de las palabras melosas que salían de ellos.
Platón fue discípulo de Sócrates en su juventud y de acuerdo a sus propias palabras, estuvo presente durante su juicio (según se puede leer en la Apología), pero no en su ejecución (por lo que se dice al inicio del Fedón). El trato que Atenas dio a Sócrates afectó profundamente a Platón y muchos de sus primeros trabajos registran la memoria de su maestro. Se dice que muchos de sus escritos sobre la ética estaban dirigidos a evitar que injusticias como la sufrida por Sócrates volvieran a ocurrir. Después de la muerte de Sócrates, Platón viajó a Megara, Tarento (Italia), Siracusa (Sicilia), y según algunos, también a Cirene (Egipto).
En el 396 a. C. emprendió un viaje de diez años por Egipto y diferentes lugares, de África e Italia. En Cirene conoció a Arístipo y al matemático Teodoro de Cirene. En Magna Grecia se hizo amigo de Arquitas de Tarento y conoció las ideas de los seguidores de Parménides de Elea.
En el 388 a. C. viajó a Sicilia, a la poderosa ciudad de Siracusa, donde quiso influir en la política de Dionisio I y aprendió mucho de las formas de gobierno que plasmaría después en La República (en griego politeia que significa ciudadanía o forma de gobierno). Sus manifestaciones políticas, que en algunos casos eran irreverentes con la clase dominante, lo llevaron a prisión. De regreso a Grecia, su barco se detiene en Egina, que estaba en guerra contra Atenas, en donde él es vendido como esclavo, sin embargo Anníceris de Cirene reconoció a Platón en la venta de esclavos y lo compró para devolverle la libertad. Volvió incluso en dos ocasiones más a Siracusa (los años 367-365 y 361), con el deseo de influir sobre Dionisio II (hijo de Dionisio I) en el modo de gobierno, y con la ayuda de un amigo siracusano llamado Dion.
En el 387 a. C., tras recobrar su libertad, Platón compró una finca en las afueras de Atenas, donde fundó un centro especializado en la actividad filosófica y cultural, al cual llamó Academia. El nombre procede que en dicha finca existía un templo dedicado al antiguo héroe llamado Academo y dicha academia funcionó ininterrumpidamente hasta el año 86 a.C. (cuando fue destruida por los romanos). Sucesivamente, fue fundada una escuela filosófica de cariz neoplatónico que duraría hasta su cierre definitivo por parte de Justiniano I en el 529 DC, pues veía en esta una amenaza para la propagación del cristianismo.2 Muchos filósofos e intelectuales estudiaron en esta academia, incluyendo a Aristóteles, que allí estuvo durante 20 años (367-347 a.C.).
Platón también recibió influencias de otros filósofos, como Pitágoras, cuyas nociones de armonía numérica y geomatemáticas se hacen eco en la noción de Platón sobre las Formas; también Anaxágoras, quien enseñó a Sócrates y que afirmaba que la inteligencia o la razón penetra o llena todo; y Parménides, que argüía acerca de la unidad de todas las cosas y quien influyó sobre el concepto de Platón acerca del alma.
Platón murió en el 347 a. C., a los 80/81 años de edad, dedicándose en sus últimos años de vida a impartir enseñanzas en la academia de su ciudad natal.


Obra:

Todas las obras de Platón, con la excepción de las Cartas y de la Apología están escritas –como la mayor parte de los escritos filosóficos de la época- no como poemas pedagógicos o tratados, sino en forma de Diálogos; e incluso la Apología contiene esporádicos pasajes dialogados. En ellos sitúa Platón a una figura principal, la mayor parte de las veces Sócrates, que desarrolla debates filosóficos con distintos interlocutores, que mediante métodos como el comentario indirecto, los excursos o el relato mitológico, así como la conversación entre ellos, se relevan, completan o entretejen; también se emplean monólogos de cierta extensión.
La obra escrita en diálogos puede dividirse en cuatro etapas:
  1. Primeros diálogos o diálogos socráticos o de juventud. Se caracterizan por sus preocupaciones éticas. Están plenamente influidos por Sócrates. Las más destacadas son: Apología, Ion, CritónProtágorasLaquesTrasímacoLisisCármides y Eutifrón.
  2. Época de transición. Esta fase se caracteriza también por cuestiones políticas, además, aparece un primer esbozo de la Teoría de la reminiscencia y trata sobre la filosofía del lenguaje. Destacan: GorgiasMenónEutidemoHipias MenorCrátiloHipias Mayor y Menexeno.
  3. Época de madurez o diálogos críticos. Platón introduce explícitamente la Teoría de las Ideas recién en esta fase y desarrolla con más detalle la de la reminiscencia. Igualmente se trata de distintos mitos. Destacan: Banquete - también conocido como Simposio, FedónRepública y Fedro.
  4. Diálogo de vejez o diálogos críticos. En esta fase revisa sus ideas anteriores e introduce temas sobre la naturaleza y la medicina. Destacan: TeetetoParménidesSofista,PolíticoFileboTimeoCritiasLeyes y Epínomis.
Los personajes de los diálogos son generalmente personajes históricos, como Sócrates, Parménides de Elea, Gorgias o Fedón de Elis, aunque a veces también aparecen algunos de los que no se tiene ningún registro histórico aparte del testimonio platónico. Cabe destacar, además, que si bien en muchos diálogos aparecen discípulos de Sócrates, Platón no aparece nunca como personaje. Solamente es nombrado en Apología de Sócrates y en Fedón, pero nunca aparece discutiendo con su maestro ni con ningún otro.
En la actualidad se cree que Platón escribió cuarenta y dos diálogos, recopilados por sus discípulos y otros escritores contemporáneos (que también escribieron sobre él). Además de los diálogos, se conservan algunas cartas que Platón, supuestamente, escribió en sus años de vejez. Si bien el carácter de algunas de ellas es apócrifo, otras, como la Carta Séptima, son consideradas auténticas y resultan muy importantes para reconstruir parte de la vida y el pensamiento ulterior de Platón.
Su teoría más conocida es la de las Ideas o Formas. En ella se sostiene que todos los entes del mundo sensible son imperfectos y deficientes, y participan de otros entes, perfectos y autónomos (Ideas) de carácter ontológico muy superior y de los cuales son pálida copia, que no son perceptibles mediante los sentidos. Cada Idea es única e inmutable, mientras que, las cosas del mundo sensible son múltiples y cambiantes. La contraposición entre la realidad y el conocimiento es descrita por Platón en el célebre mito de la caverna, en La República. Para Platón, la única forma de acceder a la realidad inteligible era mediante la razón y el entendimiento; el papel de los sentidos queda relegado y se considera engañoso.
Es importante resaltar que la dicotomía entre un mundo inteligible y otro mundo sensible es más bien un recurso pedagógico que suele usarse para ilustrar la diferencia ontológica entre los entes inteligibles y los sensibles. En el Timeo menciona también lo que ahora conocemos como los sólidos platónicos.

jueves, 8 de septiembre de 2011

El otro Origen de la Filosofia: Sus Manifestaciones en cada Ser Humano


La filosofía no es, solamente, algo que les sucede a los otros hombres, a los que se dedican a la filosofía o a quienes la estudian.
La filosofía no es, solamente, algo que se registra en la historia del pensamiento y de las relaciones humanas.
Cuando aludimos a la filosofía nos encontramos con un panorama diferente al de las ciencias: sucede algo similar al tratar la problemática religiosa. Difícilmente encontremos un ser humano que no este intima y sinceramente interesado en cuestiones religiosas: defenderá su fe, ara propaganda de lo que cree, criticara las otras religiones, pondrá en duda algunas verdades o creencias, acusara a los ministros de los diversos cultos, denunciara fraudes o engaños, se declarara creyente, agnóstico o ateo... pero no podrá permanecer indiferente. Y todo esto ¿por que?
Porque la cuestión religiosa es algo que nos compete, algo que tiene que ver, no tanto con lo que hacemos, sino con lo que somos: con nuestro origen, con nuestro destino, con nuestra fragilidad y nuestras inseguridades... y no podemos escapar a tales planteos.
La filosofía tienen una orientación que bien puede acercarla al estilo de la religión… pero sus numerosas coincidencias no nos deben hacer olvidar las necesarias distinciones que en su momento enumeramos.
Las cuestiones filosóficas son cuestiones que nos “asaltan” a todos, problemáticas que nos sacuden y nos despiertan.
Lógicamente no estamos hablando de los rasgos característicos de la filosofía ejercida por los profesionales, con un lenguaje y una metodología que no todos los hombres pueden llegar a conocer y a dominar…
Hablamos de algunos problemas, de ciertos temas que también son estudiados por la filosofía y que florecen en cada hombre, por ser tal.
¿Cómo podríamos denominar esa primitiva práctica filosófica? A-critica o, también, pre-conceptual: porque no tiene el rigor del pensamiento critico ni la vigencia de los conceptos depurados: “calan” muy hondo en nuestra naturaleza humana, pero su forma de interrogar y de responder es vaga e imprecisa.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

La Respuesta de TALES

¿Cuál es el fundamento de toda realidad toda? ¿Qué son las cosas?
El principio, según Tales.
¿Cuál es el fondo inagotable del cual todo procede y al cual todo retorna?
Y Tales responde con una respuesta que puede parecer extraña: EL ‘AGUA’.
Todo procede del agua, el principio o fundamento de todas las cosas es el agua.
TALES tiene el merito de formularse la pregunta y de ensayar una respuesta que no tienen la forma ni el contenido del MITO. La búsqueda del fundamento lo conduce a algo que tiene que estar ‘en las cosas mismas’, en la misma realidad, algo de los q todos reciben el ser y a lo que irremediablemente regresan. Para TALES ese elemento primordial, ese primer principio, es el AGUA.
La realidad había estado ahí, ante los ojos de los hombres, durante cientos de siglos: contemplada, temida, cantada, poblada de seres míticos y de fantasías, ingobernable, lejana. Fueron los griegos los primeros que supieron VERLA con una nueva mirada, los primeros en ‘admirarse’, sentirse perplejos, formularse interrogantes… y comenzar a RESPONDER.
Pero en filosofía los interrogantes deben continuar: ¿Por qué justamente el AGUA como principio o fundamento?
No poseemos ninguna explicación que el propio TALES haya dado de su afirmación. Fueron los filósofos posteriores –los que recogieron y legaron algunos de sus fragmentos- los que aportaron sus propias explicaciones:
  1. la tierra, el ámbito de lo humano, es el limite de ‘las aguas’, pero a su vez esta flotando sobre el agua, en forma de disco. El agua es el ‘sostén’ de todo lo que nos rodea. Tales pudo sufrir las influencias de concepciones CALDEAS y SEMITAS que afirmaban que la tierra era plana y sobre ella existía una bóveda celeste, lugar de las ‘aguas superiores’ y sede de los astros, mientras que, debajo, están las ‘aguas inferiores’. Si el AGUA  sostenía todo’ contemplado’ ¿Por qué o afirmar que el AGUA es el principio y el fundamento?
  2. La observación de lo húmedo en general muestra que en el se generan los fenómenos fundamentales de la vida (nacimiento, fecundación, semillas, etc.): de la humedad, de AGUA, han surgido todas las cosas, a ella deben su ser.
  3. El ciclo meteorológico (= mar, agua, evaporación, lluvia, río, mar; o nieve, agua, vapor, agua, nieve, etc.) es un paradigma del movimiento de la realidad, desde su nacimiento hasta su destrucción.
La respuesta de tales puede parecer simple o una ingenua. Ero un filosofo contemporáneo observa que su respuesta, que en el fondo no se aleja mucho de las teorías mas modernas acerca de la constitución de la materia, según las cuales el átomo mas elemental, y en ese sentido base de todos los demás, es el átomo de HIDROGENO, el cual constituye las dos terceras parte del agua.
Es importante destacar empero dos elementos esenciales:
  1. la afirmación de tales –por primera vez en la historia- esta despojad de elementos míticos o fantásticos: el AGUA no es un DIOS, es un elemento que logra UNIR toda la realidad. TODO, a pesar de la multiplicidad, se reduce a una cosa, un solo principio: EL AGUA.
  2. Aunque el agua es un elemento ‘material’, debe tomársela como una sustancia primordial, como algo fundamentalmente animado o animante, algo dotado de VIDA y a la vez capaz de otorgarla.
Este es el primer paso de la filosofía: este es su origen y su punto de partida.
El paso del mito a la filosofía implica el paso de un saber a otro tipo de saber que progresivamente se va diferenciando, sin que ninguno de ellos pierda su valor (relativo) como formas diversas del conocer:


Saber Vulgar
Saber Científico 

Saber Filosófico
Espontáneo. Sin esfuerzo.
Sin intencionalidad.
Adquirido. Dominado
Por el esfuerzo y la
Intencionalidad.


Saber sin respuesta.

Relativo. Socialmente compartido. Sentido común: común denominador de conocimientos, valores, costumbre Propios de una sociedad.
Fundamentado. necesidad
De pruebas.






Critica universal, radical, sin fronteras.
Subjetivo: teñido de factores emocionales y extrasensoriales.
Objetivo: describe y explica las causas y las consecuencias de los fenómenos.


Objetivo: trata de llegar a los fundamentos, más allá de los fenómenos.
A-sistemático:
  • No ordenado
  • A-metódico
  • Contradictorio
  • Múltiple
  • improvisado
Sistemático: coherente, ordenado y articulado lógicamente. Metódico. Planificado. Sin contradicciones.





Formula siempre los mismos problemas con respuestas nuevas.
Abarca a la totalidad de los hombres y de la vida de los hombres.
Propio de los iniciados en la ciencia o en las ciencias. Vigente solo en ciertos momentos de la vida.


Totalidad de los entes y el ser de los entes.
Verdad: opinión, parecer, acuerdo.
Critico: requiere análisis, examen y valoración. Esta dominado por exigencia teórica.


Admite los límites de la razón aunque trata de llegar a la prehencion de los objetos.
Ingenuo: domina una necesidad practica (instrumental).

Inquieto, no reposa en ninguna respuesta definitiva.