lunes, 5 de septiembre de 2011

Heidegger y Scheler


Los aportes del filósofo que nos ocupa son novedosos en relación con las tres concepciones analizadas, pero distantes de una obra o tratado excepcional y señero de 1927, "Ser y Tiempode Martin Heidegger, quien valoraba a Scheler de modo particular. Para el que sabe o puede leer entre líneas en la antropología de Scheler ya se preanuncian, aunque de modo tangencial y muy ciertamente lejano, temas heideggerianos; y pareja cosa cabe decir, en sentido análogo y contrapuesto, para "Ser y tiempo".
Si en la obra de Scheler el hombre está caracterizado por su "condición espiritual de persona -que en modo alguno es cosa o sustancia- vinculada con un mundo objetivado", en la de Heidegger se iniciará un periplo metafísico -aun con la recusación misma del autor, de esta palabra- en torno del ser del hombre, que se caracterizará por ser una estructura de "ser-en-el-mundo" (in-der-Welt-sein), en la que el hombre y el mundo son dos componentes no separables. Dasein será aquí el nombre de la existencia. Y el da como partícula o prefijo, adverbio alemán equivalente a nuestro "allí" o "aquí", aludirá al sitio en que el ser en tanto tal y en su totalidad -por ello la traducción más difundida del vocablo en español es "ser-ahí"(Dasein) -, se abre o patentiza al hombre y sólo al hombre en un vínculo inextricable e inescindible.
El hombre es comprensión. Y comprensión es la manera de dar sentido a todas las cosas y a los otros existentes. Lo que las cosas y los otros son lo deben a la "comprensión". Esta comprensión puede ser pre-ontológica cuando opera inconscientemente, y ontológica cuando es el resultado consciente de una búsqueda. Esta comprensión traza un "horizonte" específicamente humano, de cada existente, dentro del cual las cosas tienen para el hombre un sentido. El conjunto de cosas que están abarcadas por el "horizonte" de la comprensión, es el mundo. De acuerdo con lo dicho, el mundo no es un gran recipiente cósmico donde se hallarían colocados los distintos 
Mundo en Heidegger es siempre un mundo de sentido. Conjunto de sentido determinado por una cierta "comprensión". El hombre se caracteriza por ser esencialmente aperturaNo está cerrado como las cosas. El hombre puede tener intimidad consigo mismo, y puede vincularse o comprender a las cosas. De ambos elementos están desprovistas las cosas ya mencionadas. En Carta sobre el humanismo se tocan estas cuestiones de manera más explícita que en el §10 de "Ser y tiempo".
En esta obra y en este parágrafo, se deslinda la "existencia" humana de toda antropología, psicología y biología, pero no se verbaliza como en la carta, el "sitio" del ser que el existir es. En la carta el hombre en tanto existencia es considerado como "pastor del ser". Y también como lugar en donde mora el lenguaje, mediante el cual el ser adviene y se revela, de modo especial, en pensadores y poetas.
Dicho en fórmula sucinta: el núcleo esencial del hombre es la patentización del ser y el alojamiento del lenguaje, que lo revela. Sirva esta interpolación para confrontar dos posiciones que luego han de gravitar en todo el siglo XX.

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